Entre la Carretera del Ricaveral y la Rambla de Gergal,
existe un pinar procedente de las labores de repoblación de finales de siglo
pasado.
Se trata de una zona muy árida, estamos en el borde del
desierto de Tabernas y la única agua que reciben los pinos es la procedente de
la lluvia.
Salvo una caseta de vigilancia en la zona de la Loma del
Guijarro, cota privilegiada para otear el horizonte, pocos vestigios del paso
del hombre se pueden en la actualidad.
Un poco más abajo, ya casi llegando a la AL-324, nos
encontramos en la zona de la Loma de la Era, unas cuevas, antaño usadas por los
vecinos de Santa Cruz de Marchena para pernoctar cuando trabajaban las tierras
del paraje.